Alejandro:
Tengo un pálpito, no vas a parar de escribir. Me habitan una bruja sabia y una niña que comienza a jugar con las palabras. Ellas me lo advierten. Entonces, te seguiré en tus textos.

Las señales son claras. Tus tareas no faltaron y además estuvieron a tiempo a lo largo de todo el taller, en poesía y en narrativa. Esto sumado a una labor cuidadosa en la escritura son indicios de una capacidad de trabajo importante y de cariño por lo que haces. Características que saltaron a la vista luego de las primeras semanas y me hicieron sentir frío en el estómago cuando nos asignaron como pares lectores. No solo hacías tu tarea, sino que alcanzabas a leer a los compañeros y a comentarlos con tacto y acierto.

Mientras tanto, yo trataba de seguir el hilo a las clases con la esperanza de encontrar algún camino de vuelta a las palabras y así, regresar a mí. Tuve pena de ver a una persona dedicada y fastidiar su tarea por no hacer mi parte. Empecé a escribir lo que fuera como pudiera. Sufrí el ejercicio propuesto (sentarme a escribir) pero disfruté leerte.

Sin duda sabes “fijar la mirada” y traducir tus lecturas de la realidad en significados. Tus textos son estructurados, compones imágenes sugerentes, me gustan las palabras que eliges pues suelen ser precisas y llenas de sentido, veo amplitud en tus marcos de referencia y así un rango amplio para la creación. Puedes ser serio, pero también se encuentran rasgos juguetones en tus escritos. Creas atmósferas y voces con versatilidad. Me resultaron fascinantes las voces de tu cuento “Planes de domingo” y todavía si cierro los ojos aparece ante mí la imagen que construiste sobre las bananeras de Urabá.

Ahora siento que es mi deber brindarte algo para nutrir tu escritura pues ya me has regalado bastante. Leí a Frank Báez y a Johanna Tafur y, un tanto, a Silvia Plath. Luis García Montero espera en mi carro de compras para viajar a mis manos. Como vengo de un tiempo largo de silencios y la memoria me juega pasadas pensé que no tenía mucho para regalarte, pues no me vienen nombres a la cabeza.

Sin embargo, después de leerte veo que sí hay “algo” que puede resultarte útil. Más crema de maní para saborearla y con esta carta va la promesa de otro frasco. El frasco nuevo no es para que te la comas solita, ya sabes que es deliciosa, es para que la pruebes con mermelada, miel, salsa de chocolate, tocineta, aguacate y todo lo que se te atraviese. Esa es mi recomendación.

También te recomiendo recorrer las calles, muchas calles. Del centro, del norte, ir hacia el sur, visitar los cerros y el occidente también. Caminar la ciudad, atravesarla en bici, ir en patines, en el transmi, en un carro como conductor y como pasajero. Tomar vuelos hacia lugares desconocidos, subirte a los trenes, al tren bala, trasladarte en metro, subirte a un barco y hacer algunos paseos en lancha. Finalmente, si ves un cohete, no dudes en abordarlo porque seguro elevará tu escritura y sabrás dispararte.


F. Stella Márquez Gómez
Noviembre 27 de 2022